Univision | Los latinos no son un voto barato

El voto hispano desempeñó un papel decisivo en la elección de nuestro nuevo presidente, aunque no de la manera en que la mayoría de la gente lo esperaba.

Nuestra comunidad demostró estar preocupada por la igualdad educativa, por la reforma migratoria, por la vida de los aún no nacidos. En general, por la suerte del inmigrante. Algunos entre nosotros no podemos olvidar tan fácilmente el Sueño Americano que nos trajo aquí en primer lugar.

Demócratas y republicanos, asimilen esto: los latinos no somos votantes de una sola cuestión.

La comunidad hispana no es monolítica. De hecho, encontramos ofensivo cuando los medios de comunicación, los encuestadores y académicos hablan de nosotros como si no fuéramos de distintas nacionalidades, costumbres, culturas y fe. Si australianos, estadounidenses e Ingleses comparten un idioma pero difieren en el acento, historia política e identidad nacional, ¿no deberíamos acercarnos a los guatemaltecos, mexicanos, puertorriqueños, cubanos y otros con un nivel similar de sofisticación y entendimiento?

Tomemos por ejemplo los patrones de votación de los cubanoamericanos en Florida en noviembre. El 54% de esa comunidad votó por Donald Trump, comparado con el 47% que lo hizo por Romney en 2012. Esta es una comunidad que huyó del comunismo y no lo han olvidado. La tendencia hacia la izquierda del partido Demócrata los alarmó más que la retórica del señor Trump y se sintieron muy decepcionados cuando muchas voces de la izquierda elogiaron el legado del brutal dictador Cubano, Fidel Castro, después de su reciente muerte.

Tomemos también el cambio en la composición religiosa de los hispanos en Estados Unidos. Según una investigación de Pew Research Center, en 2013 uno de cada cuatro hispanos era protestante o evangélico –un grupo que pudo haber votado en un 66% a favor de Donald Trump–.

Al final, hubo cuatro millones más de votantes hispanos en 2016 que en 2012. Este cambio demográfico debió haber reforzado la “pared azul” que no sólo bloquearía la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, sino cualquier golpe a la inmigración en un futuro previsible.

Sin embargo, cuando todo estaba dicho y hecho, Trump superó a Romney por un 2% entre los Hispanos de todo el país.

¿Por qué? Déjenme decirlo otra vez: los latinos no son votantes de una sola cuestión.

Los hispanos identifican la educación y empleo como las principales preocupaciones sociales que enfrentan hoy como grupo en Estados Unidos. ¡Estos son temas aún más urgentes que la inmigración!

La tasa de deserción escolar de los jóvenes hispanos es nuestra mayor preocupación, seguida de cerca por el desempleo (el 58% y 56% de los hispanos dicen estar “muy preocupados” por ambos temas).

Quizás la característica más unificadora entre los hispanos es que amamos y priorizamos a nuestras familias sobre todo lo demás. Si nuestras escuelas les están fallando a nuestros hijos, en esencia los estamos dejando por fuera del futuro que hemos estado trabajando para ayudar a su seguridad.

El Informe Estado de la Educación Hispana señala que las habilidades entre los niños hispanos son 23% menores en lectura y 22% más bajas en matemáticas que las de los estudiantes blancos. Estas estadísticas son simplemente inaceptables para los hispanos y francamente deberían horrorizar a todos los estadounidenses.

Es por eso que mi organización, La Conferencia Nacional de Líderes Cristianos Hispanos, no se enfoca exclusivamente en la reforma migratoria. Nosotros tenemos también una próspera Iniciativa de Fe y Educación ( faithandeducation.com) que ha disfrutado de un gran apoyo –reuniendo a líderes de 3,000 iglesias locales en 44 estados– porque estamos enfocados tanto en la igualdad educativa como en otra prioridades.

Ese es sólo uno de los innumerables ejemplos.

En la nueva era política que está naciendo en Estados Unidos, nuestros políticos deberán estar muy activos. Los latinos nunca atacarán a ningún partido sino que se mantendrán muy atentos a todo lo que hagan nuestros líderes. Comparados con otros bloques de votación (es decir evangélicos blancos, blancos urbanos, negros, etc.) nuestra independencia relativa es notable. Lo que le importa a los cubanos es diferente a lo que le importa a los mexicanos inmigrantes y así sucesivamente. Los políticos deben respetar nuestras amplias diferencias y hablar a cada comunidad de una manera especial.

Como la mayoría de los hispanos son gente de fe, nosotros pelearemos por los derechos del inmigrante, pero pelearemos con el mismo fervor por los derechos del aún no nacido. Como líder en la comunidad cristiana hispana y como pastor, me gustaría ponerlo de otra manera: Los hispanos estamos anhelando políticas que, independientemente de los partidos, reconcilien de una vez por todas la rectitud de Billy Graham con la justicia de Martin Luther King Jr.

Así que republicanos y demócratas por igual, presten atención: los hispanos trabajaremos con ustedes, pero no somos un voto barato.

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*Rev. Samuel Rodríguez es el Presidente de la Conferencia Nacional de Líderes Cristianos Hispanos. Nombrado por CNN y Fox News como “el líder del movimiento Evangélico Hispano”. TIME lo nominó entre los 100 líderes de mayor influencia en América. Fue uno de los líderes religiosos invitados a orar durante la ceremonia de posesión del presidente Donald Trump.

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