Univision | La histeria y la demonización de un presidente

Permítanme decir lo obvio: hay una manía palpable alrededor de nuestro presidente número 45.

De hecho, un informe del Centro Shorenstein sobre Medios de Comunicación, de la Escuela Kennedy de Ciencias Políticas y Políticas Públicas en Harvard, analizó la cobertura mediática de los primeros 100 días de gobierno del presidente Trump. El estudio concluye que el 41% de toda la cobertura estuvo relacionada con el presidente Trump –tres veces la cantidad de atención dada a expresidentes– y un enorme 80% ha sido negativo. Para CNN y NBC ese número estaba por encima del 90%.

Piense en eso por un momento. Este presidente domina las noticias como ninguno antes que él, y casi toda la cobertura es negativa. Es una obsesión de los medios de comunicación como nunca hemos visto antes.

¿Cómo llegamos aquí?

Después de todo, no está tan claro. Una encuesta reciente realizada por el Instituto de Política de Harvard encontró que la mayoría de los millennials están de acuerdo con la mayoría de las políticas del presidente Trump cuando no se menciona su nombre. Cuando se lleva a cabo la misma encuesta y se agrega el nombre Trump, el 41% de los encuestados le dio una calificación de “F”. Esta encuesta revela claramente una especie de prejuicio, pero ¿qué es exactamente lo que lo está alimentando?

Irónicamente, en esa misma encuesta, los millennials estuvieron de acuerdo con el presidente Trump con respecto a los medios de comunicación. Sólo el 10% les dan a los medios de comunicación una “A” con respecto a su cobertura del presidente –el 26% les dan una “F”–.

No es ningún secreto que los medios de comunicación se inclinan a la izquierda. Considere el hecho de que el 96% de las donaciones políticas hechas por los miembros de los medios de comunicación fueron a Clinton en las últimas elecciones. Y aunque la cobertura de noticias de los últimos presidentes republicanos Ronald Reagan, George H.W. Bush y George W. Bush también fue más negativa en comparación con sus contrapartes demócratas –Clinton y Obama– lo que estamos viendo ahora es asombroso.

¿Es simplemente una cuestión de periodistas, comentaristas y presentadores que revelan su parcialidad política? Tal vez eso es un factor. ¿Es que el presidente Trump ha declarado la guerra a los medios de comunicación? Ciertamente eso explica la fijación de algunos medios. ¿Algunos en los medios de comunicación simplemente detestan al presidente? Creo que es seguro decir que la respuesta es sí.

Pero también podría ser que las empresas dueñas de los medios de comunicación han encontrado su mina de oro.

Recuerde que las noticias, como cualquier otro negocio, deben sacar ganancias, y los resultados son claros: el presidente Trump es bueno para atraer números. La mayoría de los principales medios de comunicación han disfrutado de números disparados en la primera parte de 2017. Por ejemplo, CNN tuvo su mejor cuarto de año desde 2003 y MSNBC disfrutó de un 51% de pico en la audiencia total.

La elección de Trump podría incluso haber salvado el Late Show con Stephen Colbert cuando el anfitrión tomó una postura dura contra el presidente. De la misma manera, el presidente Trump ha convertido espectáculos como John Oliver’s Last Week Tonight –conocido por sus “zingers” politicos a costillas del presidente Trump– en programación que se requiere ver.

Luego está la hiperventilación casi automática por parte de algunos de los medios que antes se consideraban tranquilos y medidos en su enfoque –a menudo puestos en movimiento por las ahora infames “fuentes anónimas”–. Todo se siente más como un chismorreo en el patio de recreo o como un tabloide más que de noticias serias. Por lo tanto, es necesario ponerse en los zapatos del presidente por un momento.¿Qué pasaría si su jefe decidió despedirle porque una “fuente sin nombre” dijo que estaba en connivencia con la competencia? Usted estaría lívido –y con razón– y probablemente demandaría que la fuente sea nombrada.

En una nación donde somos “inocentes hasta que se demuestre que somos culpables”, está claro que ciertos periodistas no extienden la misma cortesía que ellos mismos desean a nuestros líderes políticos. ¿Qué pasó con querer lo mejor para nuestro país y nuestros líderes sin importar su afiliación partidaria?

Tengo desacuerdos honestos con el presidente Trump, pero también he conocido al hombre en múltiples ocasiones y la caricatura pintada por sus opositores políticos es injusta. En persona, es simpático, cómico y gracioso. Es un buen oyente y cuando hay una diferencia de opinión, la deja saber de una manera respetuosa, y generalmente está interesado en por qué uno no está de acuerdo con él. Claro que él es sencillo en palabras, pero no es cruel. En resumen, el presidente Trump es simpático, y también es inteligente.

Los medios de comunicación están expresamente protegidos en nuestra Constitución porque dependemos de su virtud e independencia para mantener al público informado. Nosotros, el espectador, el lector y el oyente, debemos exigir más de ellos. Necesitamos desesperadament e más de ellos. No necesitamos ser entretenidos. Necesitamos que los medios de comunicación sean los adultos en la conversación,cuidadosos de tamizar a través del ruido, en busca de no sólo la verdad, sino el discurso civil.

No escribo esto como un demócrata ni un republicano, sino como un estadounidense que cree que nosotros como nación estamos llamados a algo más que esto.

Ya sea que nos guste o no, el presidente Trump merece un cubrimiento honesto e imparcial –y nosotros los estadounidenses también lo merecemos–.

 

Rev. Samuel Rodríguez es presidente de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano. Ha sido nombrado por CNN y FOX News como “el líder del movimiento Hispano Evangélico”, y la revista TIME lo nominó entre los 100 líderes más influyentes en América.

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