Univision | Es tiempo de hacer lo correcto para los dreamers

Si no fuera por un pedazo de papel, no sabrías la diferencia entre un soñador y tus propios hijos.

Los dreamers han tenido una infancia estadounidense tanto como la que han tenido tus hijos. De hecho, hay una gran posibilidad de que asistieran al mismo colegio que tus hijos o quizás hayan sido los maestros en sus aulas de clase. Es probable que, en algún momento, sin darte cuenta, hayas aplaudido a uno de ellos en el partido de fútbol de tu hijo(a) y que le hayas dando un aventón a la práctica. Y si tu familia va a la iglesia el domingo, lo más seguro es que tus hijos hayan orado y adorado con dreamers.

En realidad, si alguna vez has venido a Free Chapel, la iglesia que en la que soy pastor, puedo asegurarte de que tus hijos definitivamente se encontraron con un soñador. Soy padre de cinco hijos, y cuando miro a un soñador, no veo un “inmigrante indocumentado”, una figura en dólares o un partido político. Veo a un joven o una joven que podría haber sido mi propio hijo(a).

Esta es la perspectiva que les he pedido a nuestros líderes –incluyendo al presidente durante nuestra reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca– que tomen: pensar en los dreamers como si fueran sus propios hijos. Porque, a pesar de no tener un certificado de nacimiento de Estado Unidos, los dreamers son hijos de nuestra tierra como cualquier otra persona nacida aquí.

Como seguidor de Cristo, creo que nuestras leyes siempre deben estar respaldadas por la justicia y la misericordia. En el caso de los dreamers, estos valores no podrían ser más aplicables.

Lo que hace a estos niños, que ahora son adultos, diferentes a los demás en el debate sobre inmigración es que no han cometido ningún delito por estar aquí. Fueron traídos a Estados Unidos, no vinieron por voluntad propia. No tuvieron otra opción más que crecer aquí –no se les puede culpar por construir una vida aquí–. Como dijo recientemente el Senador James Lankford, “Si paras a alguien por exceso de velocidad, no le darías la multa al niño de cuatro años en el asiento de atrás”.

Ahora nos encontramos a dos semanas y media del lunes 5 de marzo, el día en que efectivamente expirará la Acción Diferida para los llegados en su Infancia (DACA), y cientos de miles de hombres y mujeres jóvenes estarán en peligro de deportación.

Presidentes de ambos partidos han tenido mayorías tanto en la Cámara como en el Senado, y han fallado en pasar una la legislación necesaria para proteger a los dreamers, a pesar de que muchos han basado sus campañas políticas con la promesa de hacerlo. Hemos tenido años, técnicamente décadas en algunos aspectos, para hablar y debatir sobre el destino de los dreamers. Suficiente es suficiente. Este problema es demasiado importante para permitir que se convierta en fútbol político.

Ahora, nuestro presidente actual, como la mayoría de los estadounidenses, está muy preocupado por proteger nuestras fronteras. Fue elegido en una plataforma que requería una mayor seguridad fronteriza, y para él, y para muchos estadounidenses, esto no es negociable. Aun así, él ha ofrecido un trato para los dreamers que va mucho más allá de lo que ha hecho cualquier presidente anterior, republicano o demócrata. Él ha ofrecido un camino hacia la ciudadanía que es justo y resuelve este problema de una vez por todas, pero no a costa de la seguridad de nuestras fronteras.

Lo que se debe hacer ahora es lo que se debería haber hecho desde el principio: el Congreso debe unirse, buscar un acuerdo y pasar una legislación para que el presidente firme.

Sabemos que nuestros funcionarios públicos no la tienen fácil. Negociar un acuerdo en parte de más de 300 millones de personas con diferentes opiniones y deseos no es un paseo por el parque. Aun así, hay algunos momentos en los que nuestros líderes simplemente tienen que hacer lo correcto. DACA es uno de esos momentos.

Le estoy diciendo a mi congregación, a los que miran mi programa de televisión, leen mis libros y me siguen en las redes sociales, que llamen a sus senadores y representantes para que hagan oír su voz y aclaren su posición. Que les pidan que lleguen a un acuerdo y protejan a los dreamers y aseguren nuestra frontera, antes de la fecha límite que se aproxima.

Es lo correcto. Es tiempo de hacerlo.

Jentezen Franklin sirvió en la “junta asesora evangélica” de la campaña de Donald J. Trump. Es el pastor de Free Chapel, presentador de “Kingdom Connection” y autor de “Ama como si nunca hubieras sido herido”, próximamente disponible.

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